Nacido en Barcelona en 1983, ya desde una infancia muy temprana Andrés desarrolla una atracción por la lectura de tebeos y por las historias de humor y terror. Hijo de la dueña de un videoclub, compagina los gustos de su familia por la historia, el arte y la literatura con sus propios gustos por los cómics, las historias orales y escritas de terror, y las películas de los ochenta y noventa.
Crece con la idea de estudiar periodismo imbuido de la idea de que al mostrar la verdad a la sociedad, esta es capaz de reaccionar, pero en breve se da cuenta de que las opiniones pesan más que los argumentos y deriva totalmente hacia la ficción, que le parece más sencilla que la realidad. Participa en obras de teatro, en rodajes y gana varios premios literarios locales.
Varios giros de la vida le llevan a compaginar desde muy joven trabajo y estudios. Es en este período cuando un grupo de amigos le introduce en las cintas VHS de serie Z y los cortometrajes, y estudia realización mientras escribe parodias, guiones e historias autoconclusivas. Siempre sin dejar de trabajar.
Es en este período cuando, junto a sus amigos, crea la productora Chicken Troop, guionizando, produciendo, y realizando (incluso por desgracia actuando en ocasiones) en más de una docena de cortometrajes que se presentan a festivales. Realizan también entrevistas a famosos actores como Michael Ironside, (…), [PENDIENTE FINALIZAR]
Con el paso de los años sigue compaginando el consumo desaforado de subcultura con el trabajo, los amigos, la familia, y los estudios, obteniendo un Grado en Comunicación y un Máster en RRPP y Márketing con una matrícula de honor.
Por desgracia, a los 33 años un accidente laboral le provoca unos dolores tan graves que le impiden en muchas ocasiones incluso caminar o pensar con claridad, llevándole a una etapa de batalla con médicos, administraciones y con su propia mente fragmentada. Pese a ello, sigue escribiendo en los pocos momentos de que dispone mientras sigue trabajando y formándose.
Actualmente ha salido fortalecido: trabaja a tiempo completo, cuida de su familia, sigue consumiendo cómics, libros, películas y series sin descanso, escribe relatos, está finalizando su primera novela larga, y, si tiene tiempo, tratará de cuidar su salud. Pero eso es secundario, porque en su cabeza ya ha vivido miles de vidas: ahora falta plasmarlas en papel para que cuando el muera no mueran con él.
Andrés está en ello.